viernes, 10 de octubre de 2014

Historias de misterio-El poder de las palabras


El poder de la mente y las palabras

Desde la antigüedad, especialmente antes de la invención de la escritura, las leyendas y las metáforas se han utilizado como un medio para transmitir conocimientos; algunas veces, de forma encubierta; encontramos muchos ejemplos en obras como las mil y una noches; en los relatos de las fábulas y cuentos; o en la biblia, de la que se dice que oculta conocimientos secretos que no deben estar al alcance de todos y que se pueden interpretar mediante la ayuda de un código secreto; Newton dedicó varios años de su vida a tratar encontrar este conocimiento.
 
Dentro de todas estas leyendas, son muchas las que hablan sobre magia, encantamientos y hechizos; y en muchas ocasiones me he preguntado si puede haber algo de verdad en estas historias sobre invocaciones; ¿tuvo un origen real, o solo son producto de la mente?, palabras mágicas pronunciadas de una forma tan especial que afectan o buscan afectar, a voluntad, la realidad física; y siempre llego a la misma conclusión; ¿No es este acaso el mismo principio que hay detrás de las oraciones religiosas y de los mantras?; palabras especiales, pronunciadas de cierta forma para solicitar a los Dioses un favor.
 
Siempre se menciona que este tipo de conocimiento mal aplicado puede implicar algunos riesgos para quien quiera ponerlo en práctica; y esto lo digo por experiencia propia; sé que hay ocasiones en las que deberíamos mantener la boca cerrada para no meternos en problemas; la siguiente historia es real y sirve para demostrar el poder que encierran las palabras, el condicionamiento y la sugestión; y a la vez sirve de advertencia sobre el cuidado que debemos tener con algunos conocimientos...
 
Hace tanto tiempo que me sucedió esto que…En ocasiones, cuando me acuerdo de ello, he llegado a pensar que mis recuerdos son solamente producto de mi imaginación; o que mi memoria ha distorsionado los hechos en algo que cualquier persona lógica se negaría a aceptar como real…
 
Sucedió cuando yo tenía 16 o 17 años; recuerdo que estaba recostado leyendo un libro sobre enigmas y costumbres del Tíbet, el texto hablaba especialmente de algunas ceremonias de transferencia de consciencia que se realizaban para ayudar a las personas que se encontraban cerca de la muerte a pasar por este trance de una manera tranquila y sin dolor alguno; señalaba que en algunos monasterios del Tíbet se entrenaba durante años a algunos monjes para pronunciar unos sonidos muy especiales, palabras que, de acuerdo al libro tibetano de los muertos, abrían el orificio de Brahama en el cuerpo de la persona afectada y permitían escapar la energía vital sin sentir dolor alguno; después de leerlo recuerdo que lo primero que se me ocurrió fue, ¡si, si, como no!, ya parece que con solo pronunciar unas palabras de la forma que dicen, mi alma o mi energía vital se va a escapar de mi cuerpo; seguí leyendo las instrucciones que mencionaba el libro para hacerlo de manera correcta, y entonces sin detenerme a pensarlo mucho, pronuncié las dos palabras que señalaba el libro de la manera indicada; casi de inmediato empecé a sentir un hormigueo en todo mi cuerpo, sentí como si me desvaneciera y estuviera cayendo en un abismo; me entró un pánico enorme, me levanté de un salto y corrí fuera de la habitación hacia el patio de la casa, en el centro había un deposito con agua en el que metí la cabeza, después llené de agua fría una cubeta y me la vacié encima, la sensación se detuvo un poco, pero no desapareció; ni siquiera el frio del agua en el cuerpo consiguió eliminarla completamente.
 
Lo que pasó el resto de aquel día no lo recuerdo, lo que si recuerdo es que durante las siguientes semanas solamente me la pasé acostado, adormilado, sin levantarme y con un cansancio enorme, mi madre me despertaba durante el día para comer algo y apenas si probaba los alimentos; por ese tiempo mi abuela, con quien había vivido varios años cuando era pequeño, llegó a visitarnos y en cuanto entró a la habitación y me vio, se puso a llorar, yo había bajado como 6 kilos de peso en menos de dos semanas, le dijo a mi madre que me veía muy mal, y que si no hacían algo me iba a morir, recuerdo algunas de las ideas que se me ocurrieron después de escucharla, ¡no voy a conocer nunca a la persona que debería ser mi esposa!; ¡no voy a tener la oportunidad de formar una familia, de conocer a mis hijos!; ¡no voy a volver a ver a familia ni a mis amigos!; ¿hasta aquí llegó todo?.
 
Algunos días después, recuerdo que me despertó un grito de mi madre, acababa de gritar con fuerza mi nombre y entre ella y mi abuela me estaban rociando de alcohol; un remedio para el susto; según una curandera a la que habían consultado. Después de la curación las cosas comenzaron a mejorar poco a poco, ya no tenía tanto sueño, la debilidad fue desapareciendo, ya comía con normalidad y recuperaba el peso perdido, pero aun, cuando me recostaba y cerraba los ojos, seguía sintiendo como si cayera hacia atrás; esta sensación me afectó todavía como medio año; cuando me sentí mejor volví a buscar el libro que había originado todo el problema, pensé en quemarlo para que no fuera a caer en manos de alguno de mis hermanos y evitar que pudieran pasar por la misma experiencia, lo busqué por todas partes, entre mis cosas, en el closet, en las maletas, en cada rincón de la casa, pero no lo encontré por ningún lado; había desaparecido; con el tiempo me olvidé de él, pero no de lo que había leído.
 
Como 3 años después, estábamos sacando la cama de mi habitación, se la íbamos a pasar a uno de mis hermanos menores y la mía sería una nueva; al estar desarmando la cama vieja, que era de metal, de repente apareció el libro, escondido en una de las piezas en las que sería muy difícil que alguien lo hubiera encontrado; lo recogí con algo de miedo y lo guardé sin decir nada; los siguientes días los pasé reuniendo el valor suficiente para leerlo nuevamente; cuando por fin pude hacerlo, la primera parte del libro era exactamente como la recordaba, pero algunos capítulos que estaba seguro de haber leído ya no estaban; la parte donde se enseñaba a los monjes a controlar su temperatura corporal mediante ejercicios en los que secaban sábanas mojadas con el calor de su cuerpo había desaparecido; la parte de una ceremonia donde se comían los sesos de un mono, directamente de su cráneo con una cuchara de plata, como si fuera un helado; tampoco aparecía, el capítulo que describía como se practicaba la levitación con unas cadenas atadas al cuerpo, los viajes astrales y otras parecidas no se encontraban por ninguna parte; tampoco estaban las instrucciones sobre cómo pronunciar las palabras para liberar la energía vital; ¿Qué fue lo que sucedió?
 
Todavía hoy, después de tantos años, sigo preguntándome lo mismo; ¿Qué sucedió?; entiendo que mi mente buscó protegerse olvidando el lugar donde había escondido el libro, pero lo que no entiendo es como desapareció lo que según yo había leído; la explicación más lógica es que tal vez mi memoria mezcló los recuerdos de otras lecturas, pero, recuerdo que en su momento, hice una revisión cuidadosa y no tengo ningún libro que hable sobre estos temas, por lo menos no como recuerdo haberlos leído; otra explicación, por más ilógica que se escuche, sería que realmente una parte de mi energía vital abandonó mi cuerpo y al regresar haya traído consigo conocimientos y experiencias desconocidas, creo que siempre será un misterio.
 
 
Recuerdo haber leído también en algunas publicaciones sobre mantras donde se advierten los riesgos de una mala pronunciación de los mismos y señalan que se han dado casos en que quienes los practican han muerto de manera instantánea debido a una mala pronunciación.
 
En teoría, las palabras que leí, pronunciadas de manera adecuada, provocan la apertura del orificio de Brahama, que se encuentra en el cráneo, y la salida definitiva de la energía vital, del alma, la primera de ellas provoca la salida de la energía vital solo de manera temporal; ¿Qué fue lo que sucedió, sugestión, condicionamiento mental?; tal vez; pero de algo estoy bastante seguro, los efectos de lo que hice si fueron reales, y si mi madre y mi abuela no hubieran hecho algo, no estaría aquí contándolo. La sugestión y el condicionamiento mental pueden afectarnos físicamente, nos pueden enfermar y, en ocasiones, literalmente, matar. Los efectos de la magia, los encantamientos, hechizos, bendiciones y maldiciones; buena y mala suerte, descansan sobre las mismas bases; el poder de una mente condicionada; lo que creemos crea nuestra realidad.
 
 
En fin, tal vez algún día vuelva a intentarlo, solo por curiosidad, pero ahora, por si las dudas, únicamente con la primera palabra, solo espero poder reunir el valor suficiente para hacerlo.
 

 
 

¡Despierta, libera tu potencial, trabaja en tu mente…!

 

Si desean saber más sobre el tema, enseguida anexo la liga a una publicación relacionada:
Condicionamiento mental
http://rbb-desarrollo.blogspot.com/2014/01/mente-condicionamiento-y-sugestion-como.html

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