viernes, 12 de septiembre de 2014

Historias de Liderazgo-Fuerza de voluntad


Fuerza de voluntad

La palabra voluntad significa poder, el poder personal que tenemos cada uno de nosotros para ejercer la libertad y la capacidad de hacer las cosas de manera intencional y consciente; de dominar nuestros deseos, nuestros miedos y pensamientos; y nos guste o no; tengamos o no algún beneficio; actuar de una manera determinada con la finalidad de lograr un objetivo.

La fuerza de voluntad es un hábito fundamental para los seres humanos, pues nos da la capacidad para llevar a cabo acciones, que en ocasiones son contrarias a nuestros deseos e intereses, con la finalidad de logar un objetivo o un beneficio mayor.

Sin desarrollar la voluntad suficiente no existe la posibilidad de avanzar hasta lograr los objetivos planeados y, por lo general, nos rendimos ante el más pequeño de los obstáculos.
¿Cómo adquirimos la fuerza de voluntad?; tal vez la siguiente historia nos proporcione la respuesta...

Recuerdo que tenía entre 10 y 12 años de edad, unos amigos me invitaron a un balneario que estaba en una colonia cercana, a unos 30 minutos en autobús; solo teníamos que conseguir dinero para el pasaje y la entrada; nos la pasaríamos muy bien; solo había un pequeño detalle; yo no tenía traje de baño, y tampoco sabía nadar, nunca había entrado a una alberca; pero a esa edad solo son detalles, pues casi cualquier problema tiene solución, así que sin pensarlo mucho tomé un short de mi uniforme con el que jugaba fut-bol y salimos hacia el balneario.

Todavía era temprano cuando llegamos, pero como era fin de semana el lugar estaba lleno, para no perder tiempo, nos fuimos directamente a los vestidores a cambiarnos y salimos hacia las albercas; me pude dar cuenta de que no era el único que había tenido el problema del traje de baño; otros habían hecho lo mismo que yo, y solo dos o tres de ellos llevaban trajes de baño; a uno le quedaba tan grande que tenía que sujetarlo constantemente con la mano; esto nos causaba mucha risa pero nos divertimos aún más cuando se le ocurrió lanzarse un clavado y el traje se le salió y quedo flotando sobre la superficie del agua; mi amigo salió manoteando, buscando su traje de baño para volver a ponérselo mientras aún estaba en el agua; no nos podíamos aguantar la risa.

Poco después de eso, recuerdo que me aparté un poco del grupo, vi algo que me llamó la atención, el centro de la alberca estaba casi vacío; esta era la primera vez que entraba en una alberca así que no sabía que la profundidad no era constante y que a partir da la mitad esta descendía hasta los 3 metros, todavía recuerdo que pensé, “vaya me la dejaron para mí solito”; así que me metí, el agua me llegaba a la mitad del pecho, empecé a caminar hacia el centro donde casi no había gente, de repente, ¡el suelo desapareció!, me empecé a hundir en el agua, no sabía nadar y sentí una gran desesperación, empecé a manotear, me seguí hundiendo más, tragaba agua sin parar, alcancé a ver que alguien pasaba nadando cerca de mí; traté de aferrarme a una de sus piernas y al sentirme me dio un empujón con la otra pierna, seguí tragando agua, empecé a perder el sentido, seguía tragando agua; perdí el sentido por completo; lo siguiente que recuerdo es que estaba en la orilla de la alberca rodeado de gente, tosiendo parte de agua que había tragado; mis amigos estaban a un lado y me dijeron “como se te ocurre meterte a lo más hondo sin saber nadar”; sentí mucho coraje, -como no se les ocurrió decirme que la p*@#%&  alberca tiene una profundidad de 3 metros-; aún sentía demasiado coraje y vergüenza así que me levante, me vestí y regresé a mi casa solo…; pero esto no se podía quedar así; durante varios días estuve pensando en lo sucedido; recuerdo que siempre he sentido coraje contra las personas o las situaciones que tratan de imponerme algo, ya sea por las buenas o por las malas, así que esta situación en particular me estuvo molestando toda la semana, recordaba la vergüenza que sentí al ser observado por la mayoría de la gente después de que el salvavidas me había sacado del agua; el coraje contra mis amigos por no haberme advertido; coraje contra mi mismo por la impotencia que sentí; así que me decidí y al siguiente fin de semana tomé mi short y me fui nuevamente al balneario, pero ahora yo solo, sin avisarle a nadie; llegué temprano, apenas acababan de abrir, me metí a la misma alberca, pero en la parte baja; y empecé a practicar los movimientos con las piernas y agarrado a la orilla; después practiqué los movimientos solamente con las manos, tratando de mantener las piernas rígidas y sin movimiento alguno, después combiné ambos movimientos y pude darme cuenta que no era tan difícil avanzar sobre el agua sin hundirme; ese día no probé alimento, seguí practicando durante varias horas hasta que casi llegó la hora en que cerraban; entonces me decidí; salí de la alberca, caminé por la orilla hasta donde la semana anterior había estado a punto de ahogarme, todavía sentía miedo, pero era más fuerte mi coraje y me tiré al agua, empecé a mover pies y manos y atravesé la alberca de lado a lado; claro que lo hice sin detenerme pues no había tenido tiempo de aprender a flotar. Al salir al otro lado me sentí tan bien que dije en voz baja; ahí tienes, p*@#%&… alberca; no me pudiste ganar. 

Nuestra fuerza de voluntad tiene solamente un obstáculo al cual debemos vencer para lograr cualquier cosa que nos hayamos propuesto; ese obstáculo somos nosotros mismos;  en ocasiones pareciera como si fuéramos nuestro principal enemigo y estuviéramos obstaculizando constantemente nuestro camino hacia los objetivos deseados; unas veces de manera consciente y otras de manera subconsciente; ya de por sí es bastante malo que los demás nos pongan obstáculos, o nos señalen que no podemos lograr algo; pues de repente parece que todo el mundo se convierte en experto en lo que deseamos y nos explica las mil razones por las que no podremos lograrlo; realmente es molesto que los demás nos digan que no podemos lograr algo, pero es aún más molesto que nos lo digan y que nosotros lo creamos y nos digamos que lo que deseamos es imposible de lograr; para eliminar esta forma de pensar no existe un remedio tan bueno como la fuerza de voluntad.

Nuestras vidas y la de todos aquellos con los que convivimos podrían mejorar si tuviéramos la fuerza de voluntad necesaria y la aplicáramos para lograr todo lo que nos proponemos; pues como decía Einstein “Hay una fuerza más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, es la fuerza de voluntad”.

¡Desarrolla tu fuerza de voluntad!

Repite de manera constante:
¡Yo Puedo lograr todo lo que me proponga!



Para leer algunos consejos sobre como desarrollar tu fuerza de voluntad, haz click en el siguiente enlace:

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