viernes, 16 de enero de 2015

Pide (de manera correcta) y Recibirás

La forma correcta de pedir

La reflexión de una persona en los últimos años de su vida:
Le pedí a la vida un centavo, y eso fue lo que me dio, porque la vida es buena, y siempre te da lo que le pides. Trabajé por un salario de miseria, y ahora, al final de mis años, descubro que cualquier precio que le hubiera pedido, la vida me lo hubiera pagado de buena gana.



A lo largo de nuestra vida se presentan innumerables ocasiones en las que pedimos algo, una vida mejor, una casa más grande, un auto nuevo, un mejor ambiente para nuestra familia; y muchas otras cosas, pero, ¿Cómo pedimos,  para poder recibir lo que deseamos?, la mayoría de las veces no lo hacemos de la manera correcta, en ocasiones hasta exigimos sin haber hecho antes lo necesario para recibir aquello que deseamos; y esto, casi siempre, trae como consecuencia que no obtengamos lo que pedimos; pero, ¿Qué significa pedir y porqué la mayoría de las ocasiones nos cuesta tanto trabajo hacerlo?, ¿Cuál es la manera correcta de pedir?

La necesidad de pedir aparece cuando necesitamos o deseamos algo que por nuestros propios esfuerzos sería difícil de lograr; un buen trabajo, un mejor sueldo, buena salud, un mejor lugar para vivir; más atención de nuestra pareja, la comprensión y apoyo de nuestra familia, un mejor futuro, seguridad para nuestros hijos, etc., es entonces cuando pensamos en pedir.

Muchas veces no pedimos por orgullo, porque nos haría ver débiles ante los demás; ¿pedir yo?, ¡ni pensarlo!, ¡no necesito ayuda!, ¡el que pide ayuda es débil o no puede!, ¡no quiero deberle favores a nadie!. Otras veces no pedimos por miedo al rechazo; ¿y qué hago si me dicen que no?, ¡no quiero dar molestias!, ¡seguro me van a decir que no!, ¡ya lo he intentado y nada!. Algunas ocasiones por una baja autoestima; ¡no creo merecerlo!, ¡mejor que quedo como estoy!, ¡no vale la pena intentarlo!, ¡me da vergüenza pedir!, ¡no tengo los méritos suficientes!; ¡sería demasiado para mí!.

En ocasiones, a pesar de poner nuestro mejor esfuerzo, no recibimos lo que esperábamos; otras veces inclusive, recibimos cosas y situaciones que nunca pedimos, y que de pronto ahí están, como si salieran de la nada; nos llegan deudas, problemas, enfermedades, desilusiones; y sin embargo, algo es seguro; todo lo que llegamos a recibir, seamos conscientes o no de ello, es porque de alguna forma lo hemos pedido; durante nuestra vida estamos pidiendo en todo momento, aunque no lo notemos, tal vez no lo hacemos de manera directa, pero lo hacemos a través de nuestros pensamientos, actitudes, y palabras; el mismo hecho de no querer pedir, por cualquier razón válida o no, es una declaración de que no confiamos en recibir algo y por eso no lo pedimos.

Se habla mucho de la ley de la atracción, del poder creador que tienen nuestra mente y los pensamientos en nuestra vida y es cierto; la mente es una herramienta muy poderosa para obtener todo lo que deseamos, ya sea de manera consciente o subconsciente, así ha funcionado siempre. Deberíamos reflexionar un poco sobre esto; tal vez lo único que necesitamos, para obtener lo que deseamos, es dominar nuestros pensamientos y, a través de la concentración, mantenerlos fijos en nuestra mente hasta que se conviertan en realidad.

Cada uno somos los responsables directos de lo que recibimos en la vida; ¿Qué podríamos pensar que le está pidiendo a la vida una persona que toma, fuma, se desvela, no hace ejercicio, no se alimenta de manera adecuada, tiene una actitud negativa ante la vida, siempre se está quejando de todo y de todos, no se lleva bien con las personas, no se preocupa por su desarrollo personal y no tiene cuidado al realizar su trabajo?; esta persona, aun sin hacerlo de manera voluntaria y consciente, está exigiéndole a la vida que le traiga solo problemas, y al final eso es exactamente lo que recibe, con el tiempo, es casi seguro que pierda su trabajo, se llene de deudas, sufra el rechazo y abandono de quienes le rodean y tenga serios problemas de salud.

A manera de reflexión, podemos hacernos sinceramente algunas preguntas; ¿estamos conformes con lo que hemos recibido de la vida hasta ahora?, ¿queremos lograr un cambio positivo en nuestra vida?, ¿queremos un mejor futuro para nuestra familia?, ¿deseamos tener mayor éxito personal y profesional?; y la pregunta más importante, ¿le estamos pidiendo a la vida todo esto de la manera correcta para que nos sea concedido?

Si no hemos recibido lo que deseamos, quizá es el momento para empezar a pedir de la manera correcta. Reconociendo, antes que nada, que todo lo que recibimos, por bueno o malo que parezca, nosotros somos los únicos responsables de ello.

Nosotros solos no podemos con todo; somos capaces de hacer algunas cosas y otras no, vivimos en un mundo de interdependencia, donde todos dependemos de todos, donde los resultados logrados se consiguen mediante una combinación de esfuerzos propios y esfuerzos de los demás; y para lograr lo que deseamos debemos solicitarlo de la manera correcta.

¿Qué pasa si no pedimos de manera adecuada?; pues que perdemos oportunidades y no obtenemos lo que deseamos; solo conseguimos lo que podemos hasta el límite de nuestras propias capacidades; además, la gente nos percibe como soberbios y arrogantes, en el trabajo vivimos sobrecargados de actividades, porque queremos hacerlo todo nosotros mismos, no tenemos con quién compartir ideas, no logramos conseguir los recursos necesarios ni abrir caminos hacia el éxito personal ni profesional; no construimos relaciones que puedan ayudarnos; y el resultado final es que difícilmente lograremos lo que deseamos
La mayoría de las veces pedimos de manera incorrecta y cuando no recibimos lo que esperamos nos sentimos defraudados.

Si decimos algo como, “que calor hace”, pensamos que la persona a quien se lo decimos tiene que interpretar que lo que queremos decir es, “enciende el ventilador o enciende el aire acondicionado”; no somos específicos al expresar lo que deseamos y al final el resultado es que no recibimos lo que esperamos

En ocasiones no pedimos; ordenamos y exigimos y esto trae como consecuencia un rechazo casi inmediato a nuestra petición, ¿resultado?, no obtenemos lo que queremos.

La mayoría de las veces pedimos sin haber creado las condiciones necesarias para que nuestra petición sea escuchada y aceptada, es decir que queremos recibir sin dar nada a cambio, con un mínimo de esfuerzo.

¿Cómo pedir correctamente?
Primero hay que crear las condiciones necesarias para que nuestra petición sea escuchada y aceptada; tener bien claro que vamos a dar a cambio a quien aceptará nuestra petición, cual es la ventaja para ella, porque le interesaría darnos lo que solicitamos.

Si solicitamos un aumento de sueldo, o un mejor puesto en el trabajo, la mejor forma de crear estas condiciones sería llegando siempre a tiempo, haciendo un trabajo perfecto, aportando nuevas ideas para mejorar los procesos, manteniendo una actitud positiva, apoyando a otros a resolver sus problemas de trabajo, observando lo que necesitan los demás, especialmente nuestros jefe; el hacer esto no garantiza que recibirás lo que pides, pero si garantiza que no habrá ningún pretexto relacionado con tu actitud y trabajo para negarlo.

En la familia, cuando somos menores de edad y pedimos algo a nuestros padres o hermanos, como un permiso para una fiesta, que nos presten el auto, o que confíen más en nosotros, la mejor forma de crear las condiciones adecuadas es haciendo lo que nos piden, estudiar, mantener nuestra habitación en orden, no llegar tarde, practicar algún deporte, no tomar, no fumar, manejar con cuidado, pero normalmente hacemos lo contrario y luego nos molestamos porque no obtenemos lo que pedimos.

Pedir de buena manera, sin exigir ni ordenar, cuando conocimos a nuestra pareja y decidimos pedirle que formara una familia con nosotros, primero tuvimos que conocerla, saber sus gustos, tratar de agradarle, mostrar lo mejor de nosotros, nos tomó tiempo, atenciones, conversaciones, regalos, presentarnos como el mejor candidato; inclusive llegamos a cambiar nuestra forma de comportarnos con tal de agradarle y lograr su aceptación; entonces, ya conocemos la respuesta, solo hay que poner una dedicación parecida cuando vamos a pedir algo.

Debemos sentir que merecemos recibir lo que pedimos, sin esta convicción no vamos a tener la fuerza para pedirlo con claridad y seguridad, creer de corazón que merecemos lo que pedimos y confiar en que lo podemos recibir, y para tener esta seguridad es necesario crear antes las condiciones necesarias para recibir lo que pedimos; de esta manera la confianza en que recibiremos lo que deseamos tiene como respaldo las acciones realizadas anteriormente a través de nuestras actitudes, pensamientos y palabras.

Aceptar negativas, entender que aun cumpliendo con todo lo anterior puede haber una negativa y que esto no significa que no merecemos lo que pedimos, ni que debamos sentirnos desanimados por ello. Pedir implica que existe la posibilidad de un no y aun entonces se tiene la oportunidad de entrar en una negociación.


¡En resumen, para recibir, primero hay que dar…!


No hay nada que pueda cambiar nuestro pasado, las decisiones tomadas nos han llevado hasta este momento de nuestra vida; pero el futuro tiene una infinidad de posibilidades que podemos seguir; la elección dependerá siempre del objetivo al que deseamos llegar y de las decisiones que vayamos tomando, por eso es tan importante tenerlo bien definido, después de eso, los caminos se reducen.
¡Libera tu potencial…!